Estefanía Beceiro: Pasión por la música
A sus 28 años ha recorrido medio mundo y ha tocado y colaborado con reconocidas orquestas sinfónicas. Es Estefanía Beceiro. Su instrumento: la trompa. Su abuelo, también músico, la inició y le enseñó a tocar en un pequeño piano cuando era niña. Desde entonces no ha parado de hacerlo. Comenzó en el Conservatorio de Música de As Pontes y allí estudió durante ocho años. Pasó tres años formándose en A Coruña y tres años más en San Sebastián. Luego vinieron Madrid y Londres, donde cursó un posgrado durante dos años y trabajó en tres orquestas de la ciudad.
Estefanía recuerda que de pequeña solamente le gustaba ir a tocar a la banda con sus compañeros, pero no quería saber nada de estudiar: “al principio no quería estudiar música, pero a medida que pasan los años, cuando tenía 12, me empezó a gustar y empecé a salir de As Pontes y hacer cursos y master class en Coruña, Ferrol… a conocer gente que tocaba la trompa como yo y que le gustaba la música como a mí, a conocer orquestas jóvenes, y eso me motivó mucho”. Lo tuvo claro desde los 16 años cuando decidió estudiar bachillerato musical: “mis padres no lo tenían tan claro como yo, querían que además de música estudiase otra cosa, pero entre mi abuelo y yo los convencimos”, nos cuenta entre risas.
Pasó por diferentes Orquestas Jóvenes como la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, la Real Filharmonía de Galicia, la Joven Nacional de España, la Joven Orquesta de la Unión Europea… y durante su época de estudios, además de estar en estas orquestas de perfeccionamiento, Estefanía colaboró con la Sinfónica de Galicia y con otras muchas orquestas españolas. “Cada vez que en una orquesta hacía falta un extra para un programa que tenía una plantilla mayor colaboraba con muchas de ellas y me sacaba un dinero extra”, explica.
Ahora su plaza de trabajo está en la Orquesta Sinfónica de Bilbao. “En 2011 gané la plaza en Bilbao. Aspiraba a tocar en una orquesta. Estuve mirando donde salían plazas, generalmente están todas cubiertas, pero salió esta plaza en la orquesta de Bilbao, me presenté y la gané”, cuenta.
Aunque tiene una rutina de trabajo, de ensayos y de conciertos semanales, lo cierto es que Estefanía siempre está viajando. “Acabo de estar en Turquía, en septiembre voy a Suiza y en octubre estaré en Malasia”, nos cuenta. Son giras y colaboraciones que compagina con su trabajo diario en Bilbao. Y pese a estar contenta con su actual trabajo, nos confiesa que quiere regresar a Galicia: “a finales de septiembre salen dos plazas en la Sinfónica de Galicia y me estoy preparando para ir a las audiciones y a ver si puedo conseguir alguna de las plazas. Llevo 12 años fuera y me gustaría volver a casa”, añade.
Los viajes y sus experiencias en otros países le han enseñado que la educación musical en España es “un cero a la izquierda en relación a otros países europeos”. Y nos pone un ejemplo: “en Galicia tenemos dos orquestas sinfónicas y sin embargo en la ciudad de Londres hay 12 orquestas con conciertos cada día y siempre llenos. No vamos a comparar la población de un sitio con el otro, pero es un ejemplo de la diferencia”. Estefanía cuenta además su experiencia en Londres: “allí voy por la calle y me señala un niño pequeño y reconoce la trompa, aquí, por ejemplo, gente que me conoce, no sabe lo que es”, explica.
Y esta falta de cultura musical la explica la música pontesa por la escasez de formación musical en escuelas e institutos. Lo ideal, dice Estefanía, sería “educar y enseñar música de una manera más divertida y diferente”. Esta pobreza de la educación musical lleva a extender el tópico de que la música clásica es aburrida. Pero Estefanía nos cuenta que generalmente la gente que asiste a algún concierto por primera vez suele salir sorprendida y especialmente los más pequeños. “En Bilbao, por ejemplo, hacemos conciertos en familia, más divertidos para los niños, para las escuelas, en los que ellos también colaboran, programaciones especiales con cuentos… y además hacemos óperas, conciertos de cámara, conciertos sinfónicos…”, explica. Una renovación de sus programaciones que, según nos cuenta Estefanía, se comenzó a llevar a cabo hace unos años.
“Nos asusta un poco que dentro de 10 años nos quedemos sin público”, asegura. “Para nosotros el público es muy importante y cada vez nos movemos más en un ambiente en el que la música la puede disfrutar todo el mundo, aunque es cierto que en un concierto sinfónico la mayoría del público es gente mayor”, cuenta. El problema, según Estefanía, es que “la música no se inculca desde pequeños”.
Tras su dilatada experiencia en diversas orquestas quisimos saber cuál es su consejo para todos los niños y jóvenes que quieren seguir pasos similares a los que ella dio: “lo más importante es tener la motivación necesaria, que no viene estando tú solo en casa, sino que tienen que salir, conocer a otra gente, tocar con otros compañeros y sobre todo disfrutar juntos tocando”, añade.